El último viaje sin sacerdote, o cuando el entierro lo celebra un laico.
Aldeasoña, Calabazas, El Caserío, Castro, Cobos, Cozuelos, Cuevas de Provanco, Fuente el Olmo, Fuentepiñel, Fuentesaúco, Fuentesoto, Fuentidueña, Laguna de Contreras, Los Valles, Membibre, Pecharromán, Sacramenia, San Miguel de Bernuy, Tejares, Torreadrada, Torrecilla o Valtiendas... esta noticia va para todos:
El último viaje sin sacerdote, o cuando el entierro lo celebra un laico
En Francia, la falta de párrocos lleva a la iglesia a solicitar voluntarios para celebrar funerales
"Que la misa de domingo se haya cambiado por lecturas de libros sagrados realizadas por laicos, pase; pero que nos entierren... ¡no puede ser!
Es una frase de los pequeños municipios de la campiña francesa en la región de Indre, por ejemplo, donde los curas son cada vez más y más escasos. Como muchos otros vecinos que debido al aumento de las ceremonias religiosas laicas se hacen preguntas, los franceses del medio rural se hacen este tipo de preguntas:
¿Habrá un sacerdote el día de mi funeral?
Como para muchos otros vecinos, la idea de que sea un voluntario "incluso con su mejor voluntad" quien ocupe el lugar del sacerdote para el "último viaje" le resulta insoportable. Más aún después de haber asistido al entierro de un amigo, algo que está sucediendo, y que lo oficia el vecino que más ha detestado el difunto durante su vida.
Desde hace más de diez años esta situación en las honras fúnebres es cada vez más frecuente, especialmente en el interior de las provincias francesas donde un número pequeño y cada vez más reducido de párrocos, ya sobrecargados con su tarea pastoral, tienen que celebrar los funerales. Ha habido ejemplos tremendos: un sacerdote rural que debe celebrar más de veinte ceremonias fúnebres en dos semanas.
Guías o representantes.
Esta situación ha llevado a las diócesis de Francia a organizar equipos de laicos, auténticos batallones de voluntarios que se encargarán de organizar las honras fúnebres en las parroquias.
Más de 400 personas han tomado parte en lo que se ha llamado "la pastoral de los funerales" en la diócesis de Reims -este de Francia- después de haber recibido una formación específica. En la diócesis vecina de Rennes han sido casi un centenar.
Se hacen llamar Guías o Representantes por los que presiden la ceremonia, no pueden decir misa, puesto que no hay tampoco eucaristía, pero sí leen textos, comentan las Escrituras y rememoran la vida del difunto. "Este dispositivo no sólo se establece para suplir la falta de sacerdotes, sino para que toda la familia parroquial tome parte y acompañe a la familia en su duelo durante las exequias, y también durante todo el año" según los manuales de la diócesis de Reims.
Aun cuando este "sacerdocio" seglar es motivo de queja en muchas familias, además de los tradicionalistas para quienes "esto oculta una voluntad deliberada de desacralización y de supresión paulatina del sacerdocio y de la misa", también, por el contrario, recibe apoyos dentro de las comunidades rurales.
"Nos hemos encontrado con gente que escucha, que reconforta, con una auténtica solidaridad humana" en opinión de algunos que han debido recurrir a los servicios de los laicos para dar tierra a algún ser querido. "Los funerales no son un sacramento especial como el bautismo o la confirmación, sino un tiempo de oración que no incluye la celebración de la misa".
En Francia, aún es muy importante la demanda de servicios religiosos en los funerales. A pesar de la caída de la práctica religiosa, por encima de uno de cada diez franceses es practicante; y de la disminución del número de bautizos, uno de cada dos nacimientos, según estadísticas encargadas por organismos públicos, ocho de cada diez franceses desean una ceremonia en sus exequias, y de ellos más de la mitad, una ceremonia religiosa; y uno de cada cuatro, una ceremonia civil. Este ha sido el resultado de una encuesta en la región de París.
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