miércoles, 24 de septiembre de 2008

Chistes de ingleses y norteamericanos

Unas bromas y chistes también ayudan a pasar el rato:

Chistes anglo-estadounidenses.-

Dos cazadores de Nueva Jersey cazan el la selva; de repente, uno de ellos cae al suelo. Parece que no respira y que tiene los ojos en blanco. El otro cazador saca su teléfono móvil y llama al servicio de emergencias. Le dice a la operadora: ¡Mi amigo ha muerto! ¿Qué puedo hacer? La operadora, con una voz calmada y tranquila responde: "tranquilo, puedo ayudar. Primero vamos a asegurarnos de que esta muerto". Hay un silencio, luego se oye un disparo. La voz del segundo cazador se oye en la línea: "OK, ¿y qué más?
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Una rubia, una morena y una pelirroja huyen de un policía. Doblan por un callejón, pero resulta que no hay salida. Sin embargo, ven tres grandes bolsas, y rápidamente deciden meterse una en cada bolsa.

El policía entra jadeando en el callejón, no ve a las chicas, pero observa que uno de los sacos se mueve... Da una patada al saco con el cierre rojizo, y la pelirroja responde: "miau... miau". El policía se da cuenta de que hay un gato en esa bolsa, y va hacia la bolsa con el cierre oscuro. Vuelve a dar una patada y la morena dice: "guau... guau..." El policía piensa que se trata de un perro. Se acerca a la tercera bolsa, da una patada y la rubia dice "patatas, patatas".
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Un hombre pasa junto a la habitación de su hija una noche, y la oye recitar sus oraciones antes de acostare: "Dios bendiga a mamá, a papá, y a la abuela; adiós abuelo".

El tipo se preguntaba qué era aquello, pero al día siguiente totalmente asombrado ve cómo su padre sufre un ataque al corazón, y muere. Se queda aterrorizado, pero prefiere pensar que solo era una coincidencia.

Unas semanas después, también pasa junto a la habitación de su hija, y oye su oración: "Dios bendiga a mamá y a papá; adiós abuela".

El hombre espera casi sin atreverse a respirar hasta el día siguiente, y efectivamente, un coche atropella a la madre de su mujer, y muere. Entonces el hombre está realmente aterrorizado.

Cada noche se oculta junto a la habitación de su hija y escucha sus oraciones. Así, una noche, la oye decir las palabras que le atormentaban: "Dios bendice a mamá; adiós papá".

Aterrorizado, el hombre no duerme esa noche, se levanta a las cuatro, y va a la oficina para evitar el tráfico. Se queda todo el día en la oficina como muerto de miedo, ni se mueve, ni se va a comer.

Cuando llega la hora de salir, se queda donde está, no se atreve a moverse. Finalmente, cuando el reloj da las doce, da un inmenso respiro de tranquilidad y vuelve en coche a casa.

Tan pronto como entra en casa, le dice a su esposa: "cariño, no puedes imaginar qué día he tenido". Replica su mujer: "¿crees que has tenido un mal día? Esta mañana el lechero se ha caído muerto delante de la puerta.

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