La pasada semana varios establecimientos y domicilios de Sacramenia, Fuentidueña y Fuentesaúco sufrieron la vistita de un grupo "muy profesionalizado" de ladrones.
Si esto hubiera sucedido en Segovia o en otra localidad como Cuéllar o Cantalejo, hubiera sido una noticia importante; en los pequeños pueblos, a veces no llega a los periódicos.
La visita de los delincuentes en la noche del miércoles pudo haber tenido consecuencias muchísimo más graves que el robo y los detrozos causados.
Una vecina se despertó sobresaltada y se encontró con que unos ladrones revolvían en su domicilio. Esta vecina comenzó a gritar presa del pánico, lo que no amedrentó a los ladrones, que exigieron bajo amenazas el dinero y los objetos de valor cada vez más nerviosos al verse descubiertos.
La situación puede asustar a más de uno: al menos tres hombres, con monos negros, pasamontañas, manos enguantadas y cascos con linternas sobre sus cabezas exigían "dinero", "dinero" haciendo gestos cada vez más amenazantes amenazantes.
Los gritos de la vecina alertaron a otros vecinos, quienes al grito de "dejadlo ya" pusieron en fuga a los bandidos. Ahora solo queda que la actuación de la Guardia Civil lleve a la detención, cuanto antes, de estos peligrosos malhechores.
Para algunos de los afectados, los ladrones no están tan lejos, no vienen de Madrid. Para otros, son grupos que siguen la línea de los que atracaban en esta misma zona hace unos años cuando bares, estancos, establecimientos comerciales, e incluso las escuelas de la zona eran víctimas de robos nocturnos en los meses de invierno.
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