Días de playa y lujo en color pastel
Cinco Días - Madrid - 15/01/2011
Hay una curiosidad que sorprenderá al viajero que abuse de su tarjeta de crédito en Miami: el Estado de Florida es el único que no aplica exención de tasas a las compras realizadas por extranjeros. La excepción se justifica en que la ciudad costera se ha convertido en una meca del shopping con descuentos muy abultados y, a pesar de no contar con esta salvedad, la ciudad sigue recibiendo cantidades ingentes de turistas que se lanzan de cabeza a centros comerciales como el Sawgrass, el Dolphin Mall o el International Mall.
Visitar Miami un Black Friday, el día posterior a Acción de Gracias en el que todas las tiendas aplican rebajas de escándalo, puede derivar en una carrera de obstáculos para quienes odien las compras, pero los fashionistas lo considerarán lo más parecido a estar en el cielo.
La zona más turística de la ciudad, South Beach, ofrece algunas oportunidades en este sentido, aunque Ocean Drive y Collins Avenue son sitios más adecuados para ver y dejarse ver. También para observar una interpretación única del movimiento art déco en la estética de formas redondeadas y colores pastel de los edificios, principalmente hoteles, construidos a principios de siglo en la zona de South Beach, la mayor parte de ellos ubicados entre la playa y la zona comercial. Entre alguno de estos monumentos cabe subrayar los hoteles Delano, Avalon, Milano o Edison, así como el Pelican Café.
South Beach ha pasado también a la historia de la televisión como el escenario de una de la series más influyentes de los años ochenta, Corrupción en Miami. De hecho, esta serie de culto está muy relacionada con la recuperación de espacios. Para rodar las aventuras de Sonny Crockett y Rico Tubbs, la productora recuperó algunos de los edificios art déco en lo que fue el germen para las leyes posteriores de protección y conservación de estos edificios.
En la ciudad concurren diversos elementos asociados a la cultura hispánica, tanto por diversas circunstancias históricas como por la presencia de una importante colonia de origen cubano. Destaca el caso del barrio Coral Gables, en Miami-Dade, diseñado por el constructor norteamericano George Merrick en los años veinte. Pretendía crear una ciudad mediterránea y, por ello, las principales arterias de la ciudad fueron bautizadas con nombres de localidades españolas como Granada, Valencia o Segovia, entre otras, y se trazaron avenidas semejantes a los paseos españoles.
Preside este barrio el hotel Biltmore, el más antiguo de esta zona de la ciudad, con una torre inspirada en la Giralda de Sevilla, así como el Ayuntamiento de Coral Gables, con sus fuentes renancentistas.
En el paseo por Miami-Dade merece la pena recorrer Coral Way, una avenida enmarcada por árboles de copas entrelazadas, y los pequeños núcleos de casas, mal llamados pueblos, inspirados en otras culturas, es decir, el pueblo normando, el pueblo chino, el pueblo japonés, el pueblo español, etc.
Ha llenado pocas páginas de periódicos (para la dimensión de la proeza) el monasterio español de Sacramenia. Esta construcción, original del siglo XII y ubicada en esta localidad segoviana, fue trasladada pieza a pieza en 1925 por iniciativa del magnate de la prensa William Randolph Hearst.
Explotación turística
El ambicioso proyecto quedó en la estacada cuando el barco en el que eran transportadas las piezas se incendió, dando al traste con su numeración. La reconstrucción del monasterio se retrasó hasta los años cincuenta tanto por las dificultades financieras de Hearst como por el caos de componentes, pero hoy en día claustro y capilla (la iglesia aledaña se quedó en Sacramenia) forman una combinación perfecta entre edificio de culto y explotación comercial (turística y como sede de eventos).
A pesar de la enormidad de las distancias, una visita a la tercera ciudad de Estados Unidos también será recordada por la calidad de sus playas y, gracias a su clima tropical, por la posibilidad de poder visitarlas hasta avanzado el otoño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario