Desde tiempos medievales, la Ciudad y Tierra de Segovia protegió el cultivo de la vid. Por citar un ejemplo, en 1368 se concedió a los propietarios de viñas un privilegio por el cual se garantizaba la venta de su producción, vetando la entrada de vinos de otros lugares que pudieran hacerlos competencia hasta que se agotaran sus cosechas.
Aunque muchos siglos han pasado desde entonces, y este proteccionismo sería hoy ilegal, no es menos cierto que, posiblemente, haya llegado la hora de que los segovianos hagamos patria en lo referente al vino. Lo ha dicho esta misma semana el presidente de los sumilleres de Segovia, José Luis Aragüe "Mazaca": "Los segovianos tenemos que apostar por el vino de Valtiendas".
Sin desmerecer las producciones segovianas de Ribera de Duero o de Rueda, llama la atención el desarrollo de los vinos de Valtiendas en las últimas décadas. La jornada celebrada en la Cámara de Segovia sobre las tendencias futuras de estos vinos confirmaron un hecho, que los Valtiendas han pasado de ser los "hermanos pobres" de Ribera de Duero a convertirse en una realidad con brillante porvenir.
Varios hechos avalan la solvencia de su destino. Los enólogos de Valtiendas trabajan para conseguir un vino con identidad propia, más afrutado. Por una parte, hasta siete municipios segovianos han solicitado su adscripción a la zona de producción de Valtiendas. Además de la mera ampliación de superficie productora, que crecerá a las dos riberas del Duratón, los Valtiendas conseguirán vincular su nombre definitivamente al de este río, cuyo nombre encierra multitud de valores positivos, empezando por el medio ambiental. Por otra parte, el número de bodegas está creciendo (la última, en Navalilla), y a medio plazo se atisba la aparición de otras nuevas.
Por si era poco, la asociación que reúne a los productores se ha planteado ambiciosos objetivos, como el de la construcción de un Museo del Vino en Valtiendas, que debería albergar también la sede del futuro consejo regulador de la denominación de origen. La recuperación de algunas de las viejas bodegas de la zona debería ser otra meta a alcanzar, puesto que contribuiría a incrementar el incipiente turismo enológico que, previsiblemente, en los próximos años crecerá exponencialmente.
Dicho esto, solo nos queda darle un consejo: Pida un Valtiendas.
Con gusto reproducimos el editorial de El Adelantado de Segovia del día 23 de marzo.
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