By José Luis (El guía de Félix)
La mirada fija en el cielo y en alerta la mosca tras la oreja por la inestabilidad del tiempo. Con precisión taurina dio comienzo el acontecimiento deportivo a las 8 en punto de la tarde.
Valtiendas, no es un evento más. El afecto de sus vecinos, la voluntad de agradar y el diseño de la prueba que nos unía aún más a los atletas nos predispuso a cumplir con lo que a todas luces se presagiaba.
Esta carrera diversa en su trazado, porque lo mismo nos encontramos subiendo que bajando. Llaneando sobre asfalto, que por tramos pedregosos sin olvidarnos del acolchado terreno natural de algún mullido sendero.
Estuvo así de bien para todos durante las dos primeras horas de carrera, pero en ese preciso momento, y al paso por el pueblo cerrando el primer anillo que coincidía con la mitad de la Maratón, al menos para los corredores de un nivel más sosegado, se rompió el pacto con el buen tiempo y hubo que añadir un primer chaparrón, intenso a la par que deliberante porque creo que a todos se nos presentó la duda de seguir o renunciar.
Finalmente y sin gran receso con el espíritu deportivo que a los Tragaleguas nos caracteriza, los allí presentes le echamos valor y por el centro sin miedo y entre ovaciones tiramos para adelante.
Luego vino el viento seguido de una nueva calma para arrancarse con otra vez más agua y viento. Aunque ahora más suave, seguía siendo una ducha sin escape, y así hasta tres veces para los que corríamos menos.
Aquellos Compañeros que entre rayos y trombas corrieron como centellas, se libraron del último aguacero, de los charcos de veinte pasos y de los terrenos pantanosos.
Finalmente, todos llegamos calados hasta el tuétano pero felices por la misión cumplida, solo un poco desilusionados los amigos de Cantabria que acudieron para correr por una vez secos, y vieron que para ellos volvía a ser, más de lo mismo, pero esta vez como premio y medicina nos esperaban con un buen chocolate calentito que restauraba toda posible pérdida de ánimo.
Antes de cerrar esta crónica, no puedo olvidar a quienes nos cuidaron, y deseo destacar aquellas personas que atendieron estoicamente los puestos de avituallamiento hasta el final, si bien no les dimos mucho trabajo porque agua sobraba, además de que los vasitos que nos ofrecían sin necesidad de hidratación no fue necesaria la reposición de los vacíos porque se ocupó la propia naturaleza de suministrar y rellenar hasta el desborde, del agua pura y destilada como el mejor zumo de nube .
Sí, es un reconocimiento y aplauso por soportar hasta el final lo que a cada cual le tocó manteniendo su kiosco operativo y abierto.Y esto es todo amigos de la curiosidad.
Animo y a probar en la séptima convocatoria
13 de agosto de 2009 8:29
p.D. Esta crónica-copia que he titulado Zumo de nube o Zumo de las nubes corresponde a uno de los que puso los pies y el corazón para correr el maratón nocturno por parejas de Valtiendas, su nombre es José Luis Ibáñez. Gracias también a Félix Arnáiz por indicarme que en tragaleguas.net estaba la crónica y por mirar por José Luis. Un abrazo.
La mirada fija en el cielo y en alerta la mosca tras la oreja por la inestabilidad del tiempo. Con precisión taurina dio comienzo el acontecimiento deportivo a las 8 en punto de la tarde.
Valtiendas, no es un evento más. El afecto de sus vecinos, la voluntad de agradar y el diseño de la prueba que nos unía aún más a los atletas nos predispuso a cumplir con lo que a todas luces se presagiaba.
Esta carrera diversa en su trazado, porque lo mismo nos encontramos subiendo que bajando. Llaneando sobre asfalto, que por tramos pedregosos sin olvidarnos del acolchado terreno natural de algún mullido sendero.
Estuvo así de bien para todos durante las dos primeras horas de carrera, pero en ese preciso momento, y al paso por el pueblo cerrando el primer anillo que coincidía con la mitad de la Maratón, al menos para los corredores de un nivel más sosegado, se rompió el pacto con el buen tiempo y hubo que añadir un primer chaparrón, intenso a la par que deliberante porque creo que a todos se nos presentó la duda de seguir o renunciar.
Finalmente y sin gran receso con el espíritu deportivo que a los Tragaleguas nos caracteriza, los allí presentes le echamos valor y por el centro sin miedo y entre ovaciones tiramos para adelante.
Luego vino el viento seguido de una nueva calma para arrancarse con otra vez más agua y viento. Aunque ahora más suave, seguía siendo una ducha sin escape, y así hasta tres veces para los que corríamos menos.
Aquellos Compañeros que entre rayos y trombas corrieron como centellas, se libraron del último aguacero, de los charcos de veinte pasos y de los terrenos pantanosos.
Finalmente, todos llegamos calados hasta el tuétano pero felices por la misión cumplida, solo un poco desilusionados los amigos de Cantabria que acudieron para correr por una vez secos, y vieron que para ellos volvía a ser, más de lo mismo, pero esta vez como premio y medicina nos esperaban con un buen chocolate calentito que restauraba toda posible pérdida de ánimo.
Antes de cerrar esta crónica, no puedo olvidar a quienes nos cuidaron, y deseo destacar aquellas personas que atendieron estoicamente los puestos de avituallamiento hasta el final, si bien no les dimos mucho trabajo porque agua sobraba, además de que los vasitos que nos ofrecían sin necesidad de hidratación no fue necesaria la reposición de los vacíos porque se ocupó la propia naturaleza de suministrar y rellenar hasta el desborde, del agua pura y destilada como el mejor zumo de nube .
Sí, es un reconocimiento y aplauso por soportar hasta el final lo que a cada cual le tocó manteniendo su kiosco operativo y abierto.Y esto es todo amigos de la curiosidad.
Animo y a probar en la séptima convocatoria
13 de agosto de 2009 8:29
p.D. Esta crónica-copia que he titulado Zumo de nube o Zumo de las nubes corresponde a uno de los que puso los pies y el corazón para correr el maratón nocturno por parejas de Valtiendas, su nombre es José Luis Ibáñez. Gracias también a Félix Arnáiz por indicarme que en tragaleguas.net estaba la crónica y por mirar por José Luis. Un abrazo.
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