Los supuestos ladrones se habían especializado en atracos nocturnos de máquinas tragaperras.
Las pruebas halladas en el momento de su detención les incriminan como autores de varios delitos en las provincias de Segovia, Burgos y Valladolid.
Los detenidos son tres hombres entre 19 y 25 años que viajaban por la Nacional I en dirección a Madrid.
La detención se produjo como consecuencia de las investigaciones y las tareas de vigilancia nocturna en las principales vías de comunicación entre Burgos, Segovia y Valladolid.
Los ladrones atracaron en Sacramenia hasta en tres ocasiones recientemente.
El modo en que actuaron en Sacramenia corresponde al modo en que actuaban en otras localidades de la provincia, de cuyos robos se supo a través de los medios de comunicación.
Primero colocaban el vehículo en posición de salida, luego forzaban la puerta de acceso al bar e inmediatamente dos de ellos irrumpían en el interior.
Una vez dentro del bar, los dos individuos forzaban la máquina recreativa en un primer momento; cuando habían abierto la puerta uno sacaba el tubo de las monedas y el otro registraba rápidamente la caja o el bote de las propinas para salir los dos a toda velocidad y abandonar el pueblo.
Si durante su actuación se despertaba algún vecino, el tercer individuo arrojaba al vecino gruesas piedras hasta obligarle a buscar refugio fuera del alcance de las piedras.
Fue en uno de estos ataques cuando la guardia civil recibió el aviso clave: en cinco minutos comprobaron la dirección en que huían los asaltantes y se presentaron en el bar recién atracado.
El resto fue controlar las carreteras principales "por las que circula durante la noche menos gente de lo que pensamos". Luego descartaron algunos vehículos hasta poder centrarse en alguno muy concreto: el resto fue esperar y en el momento oportuno con el riesgo muy controlado, parar el vehículo sospechoso y hacer un registro minucioso.
En el registro efectuado a la altura de Honrubia de la Cuesta en el operativo policial supieron que no habían fallado: los presuntos ladrones llevaban encima un caldero repleto de monedas de un euro, y herramientas para forzar cerraduras y puertas.
"Había que pillarlos con la manos en la masa". El riesgo más importante era detener a los sospechosos... y luego no poder probar su participación en los robos.
"A estos no se les ocurrió ocultar el producto de sus robos en algún escondrijo para volver otro día a por el botín".
Otra pista seguida por la Guardia Civil y que ha ayudado a identificar a los sospechosos han sido las grabaciones de las cámaras de algunos bancos en localidades importantes como Cuéllar, El Espinar o Boceguillas, según nos comentan desde la investigación.
jag.valdezate
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