sábado, 24 de noviembre de 2007

ÚLTIMO ARMA DEL EJÉRCITO FRANCÉS

París, Francia.- Los medios de comunicación rusos se han hecho eco enseguida de un arma que puede rivalizar con "la madre de todas las bombas" que el Kremlin presentó hace solo unos meses. Francia presenta ahora el tanque de aire.

"Matar enemigos provoca deseos de venganza y en el futuro queremos sustituir todas las armas del ejército francés por una versión no mortífera para demostrar al mundo nuestras ansias de paz", así presentó el general Henry Pétain su exposición sobre la nueva munición del ejército francés.

A partir de 2008 los carros blindados de la división Leclerc estarán equipados con cañones O2. "A partir de ahora, en lugar de disparar obuses, los carros abrirán fuego con bombas de aire" añadió Pétain.

"Las explosiones de O2 no derrumbarán edificios como estamos acostumbrados a ver, por el contrario, la explosión de aire derribará puertas y ventanas, con lo que los soldados podrán lanzarse sobre posiciones enemigas con menor riesgo", anunció el general. "Esto es mejor que entrar en un edificio en llamas rodeado de soldados heridos o muertos", sentenció.

Además, este tipo de armas no causará víctimas personales. Una explosión de aire les desplazará unos metros y dejará sin poder respirar a quien alcance. "Aunque cueste creer, es más fácil superar a un enemigo sin aliento, que a un enemigo herido". El general se extendió también en las consideraciones del cuerpo médico: "esto no repercutirá en los costes de cuidar a los heridos y mostrará que somos un ejército sin afán sanguinario" afirmó.

La noticia ha causado preocupación en los responsables militares del Kremlin quienes no hace mucho presentaron una bomba de poder destructor muy superior a la bomba atómica: no deja nada con vida, el resultado de la explosión es una superficie lunar, sin rastro de vida. "Si los franceses consiguen esta ventaja, los demás ejércitos no podrán salir de sus cuarteles" ha declarado a la prensa rusa un algo general del ejército ruso.

Mientras tanto, ingleses y estadounidenses han movilizado sus espías para confirmar el verdadero alcance del nuevo invento. Los rusos, por su parte, parecen dispuestos a iniciar una guerra propagandística para hacer prevalecer su poderío artillero.

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