Un día redujeron las visitas del médico; otro día ya no llegaba el practicante; luego el correo llegaba a los dos o tres días, y el sacerdote acudía con menor frecuencia; otro día, el coche de línea dejó de pasar por el pueblo, otro día se perdió la vigilancia... paso a paso llegamos a esta foto: ya se han olvidado de reparar el puente, el pretil del puente sobre el río Duratón frente a la piscifactoría sigue ahí, esperando no sabemos qué.
Es especialmente dolorosa esta imagen: las autoridades provinciales dejan señal de que abandonan definitivamente los pequeños pueblos como El Vivar de Fuentidueña. No es justo.
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